Hace más de veinte años, recorrí muchos kilómetros, más de 1000, y me vine a vivir a Neuquén, sola. Acá encontré la ayuda de una tía de mi mamá, muy querida, y a partir de esa gran contención y colaboración, construí una vida, la vida que tengo ahora. Al principio, todo fue desgarro, el desgarro del desarraigo y de la falta de experiencia, porque sólo tenía 18 años. Pero después, con mucho, muchísimo esfuerzo, salí adelante. Conocí personas fabulosas, algunas de las cuales aún forman parte de mi círculo íntimo, ese que yo llamo «mi familia en Neuquén». Tres años después de ese desarraigo monumental, alquilé mi primer departamentito. Durante esos tres años había ahorrado lo suficiente para pagar todo el dinero que te piden para entrar en un arrendamiento, lo había conseguido... tejiendo!! Pero no había tejido lo suficiente como para poder comprar algún mueble, alguna comodidad. Fue ahí que saltó la gran solidaridad de mis amigos. Alguien me consiguió un colchón, otro un plato y una taza, a los dos días apareció una amiga con una radio (para que no me sintiera tan sola). Así fui armando mi lugar, con una pequeña ayuda de mis amigos...
Hace unos meses, la hija de una amiga alquiló su departamentito. Gracias a Dios, en mejores condiciones que yo en aquella época, pero con su esfuerzo, por supuesto. Y me pidió: «yo quiero tener una de esas cosas lindas hechas por vos». Qué lindo cuando alguien valora el trabajo realizado tan artesanalmente...! Porque no sé si notaron, hay gente para la cual un acolchado de supermercado es lo mismo que un cubrecamas hecho a mano... Intenté que mi obsequio para Bárbara fuera hecho a su medida.
Es sólo un almohadón, pero hecho con mucho cariño! El dibujo del bordado central lo ví un día en Pinterest y enseguida lo relacioné con ella. Es una persona tan cálida como activa, con una vida intensa, llena de actividades y amigos. Valora muchísimo la amistad, el amor, la familia. Entendí que la representaban la simpleza de los dibujos y la profundidad de las frases.
El bordado es simple: punto atrás, punto tallo y punto relleno. El borde, en principio, iba a ser un poco más elaborado, pero concluí que demasiada elaboración en el borde le restaba protagonismo al bordado central.
Los colores fueron fáciles de elegir: debían ser cálidos e intensos, como la destinataria del almohadón.
Me gusta mucho hacer estos proyectos para regalar, pero más que nada, me hizo sentir muy halagada que alguien notara el valor de estos pequeños detalles hechos a mano.