Y sí... lo mío es el Trastorno Obsesivo Compulsivo, creo ya les conté. Y cuando se me pone algo en la cabeza, no puedo pensar en otra cosa. Todo tiene que estar ordenado, perfecto si se puede, porque si no, lo cambio una y otra vez. Y si no lo puedo cambiar, lo dejo o me secuestra el pensamiento de un modo tal que nada más puede entrar.
El colmo de mi TOC llegó con mis clases de tenis, durante las cuales me empecino (sí, no hay otra palabra para describirlo) en juntar cada pelotita que cae al piso mientras la pobre profe me persigue por toda la cancha pidiéndome que juntemos al final, que ese momento lo necesito para aprender de técnica. Pero no puedo, el desorden me molesta. Así que todas las pelotitas al canasto y estoy lista para volver a prestar atención.
En mi trabajo también soy así, pero más que anécdotas divertidas, el TOC resulta en largas noches de insomnio durante las que trato de resolver un problema o me hostigo mentalmente por haber tomado una decisión poco conveniente o haber encarado una acción poco propicia.
Esto de querer hacer las cosas a la perfección también lo acarreo a mis hobbies. Si veo que algo no va a quedar como me gustaría, arreglo o abandono, o hago de nuevo. En esta entrada les contaba lo poco convencida que estaba con respecto al resultado de mis Sunbonnet del SAL de La Aguja del Patchwork. Así que me puse a buscar hilo mouliné en todas las mercerías de mi ciudad y compré varios ovillitos como para poder hacer cómodamente todo el trabajo (a propósito, qué caro me lo cobraron!!!).
Bordé nuevamente las muñequitas que me generaban "malestar". A esas sumé alguna más, aprovechando la tranquilidad del lugar donde pasé mi cumpleaños. Les muestro?
Como buena perfeccionista, me gustan mucho más las muñequitas hechas por algunas de las otras chicas que participan del SAL, que utilizaron aplicaciones o hilos de distintos colores, algo que a mí ni se me ocurrió, jaja.
Y hablando de obsesionarme con algún tema, me empezaron a dar vueltas y vueltas los hexágonos, pero los hexágonos bien hechos, no los que hice yo hace muchos años de manera intuitiva, sino un verdadero jardín de la abuela. Busqué un video en youtube, busqué unas telitas de hace mil años y puse manos a la obra.
Este fin de semana no hice mucho más porque tenía una misión superior: preparar todo lo necesario para el comienzo de las clases, que fue ayer miércoles. Y acá está mi mejor obra, a la salida de su primera jornada escolar 2014, cansado después de tantas horas pero no tanto como para no dejar que mamá le saque una fotito.