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Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores. Umberto Eco, 2015

domingo, 10 de noviembre de 2013

Legado

Mucho se ha hablado de la relación suegra-nuera. Bueno, en mi caso, nada que ver. Mi suegra es una persona buenísima y, aunque seguramente en algún momento dudó de mi relación con su hijo, nunca me hizo un desplante, nunca una mala cara, nunca se metió en mi casa, ni en mi relación con mi marido o con sus hijos, ni con la crianza de mi hijo. No me puedo quejar de la suegra que me tocó. Y, siendo sincera, creo que es porque mi marido nunca superó su Edipo y, en cierto sentido, yo me parezco mucho a su madre. 

Lo que más comparto con mi suegra es la pasión por la lectura y las manualidades. Somos lectoras compulsivas, compramos muchos libros y nos vamos pasando los que más nos gustaron. Gracias a ella conocí y comencé a leer autores que antes no había registrado, cosa que probablemente, también ocurrió al revés. Pero con las manualidades no es tan recíproco, porque ella sabe mucho más que yo, así que siempre estoy en el rol de la alumna atenta.

En varias ocasiones trató de enseñarme a tejer frivolité y no había caso, yo no agarraba viaje... Hasta que el verano pasado, un domingo al lado de la pileta y con la asistencia de mi amiga Ely, que también es una experta en esa técnica, hicieron un último intento y... aprendí. Mi primera florcita:


Practiqué bastante y después lo abandoné. Yo necesito que la labor que encaro tenga una función ya destinada, no puedo empezar algo que no sé dónde va a quedar, de qué va a servir. Se ve que tengo desarrollada por demás la glándula de la función utilitaria, jeje. 

Como para fomentar mi interés por todo tipo de labor, hace unos meses mi suegra apareció en mi casa con una bolsa de hilos de varios tipos: para bordar a máquina con carretes de madera (una reliquia!!), cordoné de seda de los colores más brillantes que se imaginen (hilos de más de 50 años!), y algunos ovillos de DMC Nº 50. La que conoce un poco sabe que éstos últimos son muy pero muy finitos. Bueno, motivada de esta manera decidí encarar nuevamente el frivolité. Tomé un patrón bastante sencillo del video Los primeros pasos del frivolité. Y comencé:

Primera ronda

Segunda ronda

Resultado final

Su lugar en mi mundo
Ahora que aprendí, no me frenan más. En unos días les muestro lo que estoy haciendo en este momento. Ah, el domingo pasado mi suegra se ofreció a enseñarme su manualidad preferida: punto cruz! IUPIIIIII!!!!

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